Mi nombre es Pablo Pedreros y hago vinos de las parras que planté con mi papá hace más de 30 años.
Soy campesino y viticultor. Nací en el hospital de Coelemu y mi infancia siempre estuvo ligada al campo. Desde trabajar con caballos, bueyes, arados de palo hasta sembrar las laderas con lentejas y cosechar granos.
Tengo 43 años y me gusta decir que soy del campo porque estuve seis años viviendo en la ciudad y lo pasé mal. Muy mal. Estar lejos me hizo daño y a mi regreso tuve que dedicar un buen tiempo a sanarme.
Me costó salir del hoyo en que me había metido y cuando tuve fuerzas para hacerlo decidí hacer vino. Se llamó Piedra Cura y era un vino que vendía en Concepción todos los viernes.
Fue un tiempo de búsqueda sobre qué sería mi vida y eso me llevó a un restorán de Concepción que se llamaba Flor de Calabaza donde fui a ofrecer mi vino. Ahí conocí a su dueña, Lorena Gómez, quien me habló de una amiga que se llamaba Daniela De Pablo y quise conocerla, así que fui a uno de sus talleres de alimentación saludable.